El efecto globalizador de la economía ha generado la necesidad de buscar métodos de sistematización, gestión, control y potencialización de los recursos productivos y administrativos, tanto de los físicos como de los inasibles.
De esta necesidad, se inició el desarrollo de estándares que buscan configurar los procesos productivos y cualificación de la calidad. Códigos como el 50001, 140001 o la 9001, configuraron la estructura principal de los sistemas de calidad y sostenibilidad.
De los desarrollos y utilización de los estándares y sus resultados, nacieron códigos sujetos a estos parámetros para dar dinamismo y orientación a los cambios que la sistematización industrial trajo consigo. Uno de los más asiduos e importantes en los proyectos de ahorro, principio actual de cualquier compañía, fue la norma ISO 50001. A partir de la cual se desarrollaron los principios de los estándares ISO 55000, los cuales alinearon y conceptualizaron una de las disciplinas más importantes en cualquier compañía: la Gestión de Activos Físicos.
La integración de estos estándares encaminaron a las compañías a la inclusión de actividades en pro de disminuir la huella ambiental, aumentar la eficiencia energética, la calidad del producto y la cadena productiva.
Pero, ¿de qué viene la gestión de activos físicos?
En un principio la sostenibilidad de los recursos físicos estaba relegado a las actividades de mantenimiento que, en muchos casos, era un departamento condicionado a la reparación más que a la conservación. Con el tiempo y el desarrollo de metodologías preventivas, la actividad de mantenimiento, evolucionó a la Gestión de Mantenimiento. Esta, desarrolla y ejecuta las actividades para evitar y revertir los efectos de desgaste por uso y por el paso del tiempo de los activos físicos de las organizaciones.
La gestión de mantenimiento se convirtió en el núcleo del sostenimiento de los recursos tangibles de una organización. Que se entienden como la base principal para el cumplimiento de los objetivos organizacionales y la entrega de productos y servicios con alto valor social y ambiental.
Esta actividad se centra en cuatro aspectos principales:
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Disponibilidad de equipos.
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Confiabilidad de los equipos.
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Vida útil de los equipos.
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Disminución de los costos.
Con la implementación de los lineamientos de los estándares, la gestión de mantenimiento pasó a ser parte fundamental de la gestión de activos físicos. La cual, entra a controlar y administrar todos los recursos físicos de una compañía, desde su planificación y valoración inicial. Tanto en uso como en disposición de maquinaria en general, vehículos, instalaciones, inmuebles, materia prima y stock, incluso hasta las disposición final de los mismos.
También dispone y organiza la forma en que estos recursos son protegidos, re-potencializados, reparados o reconstruidos, cumpliendo con los lineamientos ambientales y energéticos.
La gestión de activos físicos nos entrega las herramientas necesarias para identificar los recursos determinantes dentro de la organización. Cuantificando su criticidad, midiendo el impacto del activo en cuanto al precio final aplicado al producto entregado o al servicio generado. Además, permite generar indicadores de medición de resultados enfocados en la disponibilidad y los lucros cesantes, objetivando la importancia o no del valor de lo entregado.
Los planes de mantenimiento enfocados en la gestión de activos físicos se alinean a todas las actividades productivas en busca de resultados bajo los conceptos de la confiabilidad y la disponibilidad de los diversos recursos. Debemos entonces integrarnos al idioma y a los procesos para aumentar la productividad y calidad determinados por las prácticas estandarizadas.
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