Estamos en el séptimo mes para el país de un año complejo, lento y disruptivo para el mundo. Los movimientos sociales y económicos están creando dinámicas circunstanciales que han afectado en gran parte el entorno económico, la cadena productiva, la prestación de servicios y con mayor fuerza la cadena de abastecimiento.

Entre los muchos factores que se deben tener en cuenta, es que la situación de salud actual inició precisamente en el países con el sistema de abastecimiento más grande del planeta, China, también llamado “la fábrica del mundo”, lo cual generó la desaceleración no solo del crecimiento económico, sino también y como consecuencia de lo primero, implicaciones en las actividades logísticas, de entrega tanto de productos terminados como de materia prima.

En consecuencia, la esperada reapertura económica se ha visto truncada por la falta de elementos (repuestos, maquinaria, materia prima) o el retraso en la entrega de los mismos, las líneas de distribución se han visto gravemente afectadas, lo que incluso ha creado una ola de desempleo a nivel mundial.

Esto no solo ha afectado a las empresas de producción, aquellas dedicadas a la prestación de servicios también han tenido que modificar sus actividades económicas para solventar la baja demanda debido a los fenómenos de la actualidad.

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Para entrar en la realidad, la crisis económica actual no tiene precedentes, debido a lo poco preparados que estábamos para una contingencia como la que todos debimos vivir, algunos con más intensidad y repercusión que en otras, pero en el fin económico, un problema que a todos nos atañe.

Aumento de desempleo, crecimiento de los lucros cesantes, cierres y segmentación de grandes y pequeñas empresas, siendo estas últimas las más afectadas, por ser más propensas a  cadenas de abastecimiento reactivas tanto para la adquisición de materiales como para la distribución de su producción y esto es solo la punta del iceberg.

Esto necesariamente y como plan de mitigación ha generado un ola de cultura de la industria interna, aún sin la fuerza y la intensidad necesaria, pero con la clara visión de una estrategia para solventar los problemas logísticos de la actualidad. 

Los movimientos en el momento necesariamente se han vuelto reactivos, pero en esta dinámica nos hemos dado cuenta de un fenómeno que data de años atrás, la industria interna tiene un enorme potencial en cuanto a calidad y eficiencia. 

Para reafirmar y hacer crecer la industria local, lo cual aparte de volvernos competitivos y crear una punta de lanza para enfrentar los problemas de abastecimiento, ayudará a la creación de puestos de trabajo que minimice el problema social que está creando el desempleo, se debe crear estrategias a corto y mediano plazo.

Primero aumentar el uso de materiales de alta calidad, que garanticen tiempos de usos largos y eficiencia en las funciones de los mismos, luego viene los planes de tecnificación, capacitación, e inversión tanto de las grandes compañías como un deber con la sociedad, como de las pequeñas como una forma de ver crecer sus procesos productivos y su capacidad competitiva. 

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Los procesos de mantenimiento y de producción deben crecer en la implementación técnica, tanto para las reparaciones y construcciones, como la fabricación de elementos nuevos, tanto de repuestos como de innovación.

Debemos tener presente que el ímpetu, la fuerza y la estructura de la industria local,  siempre han sido el motor que ha soportado los procesos productivos tanto para las grandes compañías como para los pequeños talleres y un claro ejemplo de la interacción y la colaboración económica.

Confianza en la industria interna, confianza en proveedores de altos estándares, en empresas con experiencia basta con la que podríamos integrar varios procesos industriales y crear una fuerza productiva con eficiencia y calidad.

Permítanos como empresa ayudar a proyectar la industria local poniendo toda nuestra experiencia en el sector Metalmecánico, con asesorías técnicas de confianza y materiales de la más alta calidad. 

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