El termo-rociado generalmente se ha asociado a los procesos de metalización sin distinción alguna. Pero en realidad el termo-rociado o «thermal Spray» se puede definir como el compendio de técnicas de proyección de materiales particulados. Además, dentro de esta se encuentra como subgrupo todo lo concerniente a la proyección en frío.
Es así como surgen las diferencias entre las proyecciones en frío y las que se hacen a altas temperaturas.
En definición, los dos procesos comparten el principio de los materiales proyectados, de lo que se busca con los recubrimientos dirigidos a un sustrato con un propósito particular, pero los diferencia el estado en el que se encuentra la partícula en el momento de la proyección, lo que modifica las propiedades y los riesgos que conlleva consigo cada proceso.
En las proyecciones en caliente, las partículas llegan en estado fundido o semi-fundido (plástico) al sustrato. Así generan una liga metalúrgica, ya que el material a recubrir también se encuentra en estado de fundición. También, en las proyecciones en frío tenemos partículas que llegan al sustrato en estado plástico, con partículas calientes o frías.
Pero, ¿cuál es la garantía de efectividad del proceso en frío? En sí es la velocidad a la que se proyectan los recubrimientos. Generalmente oscilan entre los 300 y 1500 m/s, lo que lo convierte en un proceso con altas velocidades de proyección. La variación en la velocidad de la partícula permite reducir la porosidad, inherente a todos los procesos de termo-rociado. Además, genera mayor densidad de la capa proyectada.
La proyección en frío es la opción técnica adecuada cuando se habla de recuperación de zonas afectadas por el desgaste. Todo con el fin de no perjudicar el estado metalúrgico y geométrico del sustrato. Esto es, permite reconstruir piezas sin generar procesos de transformación metalúrgica indeseables. Estos pueden ser el aumento del tamaño del grano, la oxidación por reacción de elementos que pueden perjudicar las características de resistencia o los sustratos subyacentes.
Por ejemplo, los recubrimientos que contienen magnesio pueden reaccionar con el calor y producir óxidos que perjudican la adherencia del recubrimiento. De esta misma manera y no menos importante, la proyección en frío disminuye las distorsiones geométricas en el sustrato.
La diferencia de los dos procesos radica en la selección de la técnica (en frío o en caliente) con base en las características (ventajas y desventajas) que pueden incidir de alguna manera en el trabajo de la pieza a ser recubierta. De igual manera que en el manejo de los splat, nombre dado a las partículas en estado de fundición. Es decir, el material fundido o semi-fundido que finalmente conformará la capa protectora o de reconstrucción.
En próximos artículos desglosaremos y analizaremos las diferencias, similitudes, características, normas que los regulan y los diferentes modos de proyección que conforman el mundo del termo-rociado. Especialmente con sus dos grandes variantes, la proyección en caliente y la proyección en frío.
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