En la década de los 40, Medellín estaba en su auge de industrialización, pero presentaba el inconveniente de la adquisición de materiales de calidad. Fue por este motivo y gracias al liderazgo e ingenio del en ese entonces cónsul sueco, don Carlos I. Molina, que se proyectó la empresa Asteco, la cual se encargaría de importar y comercializar materiales de alta calidad con marcas propias de Suecia, iniciando con marcas como SKF de rodamientos y Aceros ASSAB (Asociated Sweedish Steels AB).
Con el tiempo, don Carlos I. Molina se dio cuenta de que para proyectar la empresa al crecimiento y la sostenibilidad necesitaba una visión de una persona que tuviera el conocimiento técnico. Es así como llega a la empresa en 1959 el ingeniero Jorge Echavarría Restrepo, provisto de una agudeza y diligencia directa, además de la experiencia que le proveía 10 años gerenciando el departamento de producción de una gran empresa como Fabricato, en una industria de vanguardia como la textilera, que le confería, el conocimiento para encaminar la compañía a nuevos horizontes.
Su visión modificó, con el conocimiento de la industria y sus necesidades, la misión de la empresa. Su servicio pasó de comercializador a solucionador, innovó, consultó y dio pie a nuevos proyectos y compañías que potencializaran sus deseos de ser un servidor técnico, un solucionador de los problemas habituales de la industria. Asteco generó la primera ola de asesores externos especializados por línea de productos, que se encargarían de la asesoría y acompañamiento directo a clientes.
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Fue de esta misma manera y por lo visionario de su gerencia que creó, teniendo como ejemplo a Eutectic Castolin (una de las marcas distribuidas), el que supo ser su mayor baluarte. Su puesta de manos en el fuego y por el que siempre se sintió orgulloso: el Instituto Asteco.
Don Jorge, conociendo la necesidad de capacitación, por lo empírico de los operadores de pequeñas, medianas y grandes empresas, proyectó el Instituto a la entrega de capacitación y asesoría técnica, tanto a clientes como a sus trabajadores y a todo aquel que deseaba cuestionarse y aprender de la mano de la experticia y la información de nuestras empresas representadas.
Con el tiempo, el instituto se ha convertido en generador de conocimiento y de opinión, siempre tratando y mucho más ahora de ir a la vanguardia de las necesidades y del conocimiento de nuestros clientes. Se ha diversificado y se ha acogido a los diferentes medios de difusión de información técnica.
Ahora contamos con más de 60.000 asistentes a nuestros cursos personales y más de 100.000 inscritos en nuestros canales virtuales. Un logro significativo para la visión y la misión del ingeniero Jorge Echavarría.
Don Jorge, siempre directo, con una gentileza serena y justa, con el amor del padre tradicional, que no necesitaba más de lo que podía decir, supo llevar tanto su vida, su familia y su empresa por el camino del servir, poniendo a Asteco dentro de las empresas que más confiabilidad representan dentro de la industria antioqueña y de Centroamérica.
Hoy ofrecemos un sentido homenaje a la memoria de don Jorge Echavarría, que tantas enseñanzas y formas de buen proceder nos ha dejado.
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