El uso del aluminio crece cada vez más a nivel industrial. La necesidad de reducir los pesos del material para incrementar la productividad y disminuir el gasto energético hace del aluminio el material ideal. Esto, gracias a su extraordinaria proporción de peso y de resistencia.
El aluminio no tiene grandes propiedades de resistencia, debido a lo suave y dúctil de su estado puro. Por tanto, es necesario adicionar aleantes para enriquecer sus propiedades y convertirlo en un material con resistencia similar a los aceros convencionales.
Elementos como el Cu, Mn, Si, Mg, Zn y otros, son los principales aleantes adicionados al aluminio. Así, la clasificación del material se hace según las propiedades adquiridas. Ejemplo: serie 2XXX (Cu), 3XXX (Mn), 4XXX (Si), 5XXX (Mg), 6XXX (Mg, Si), 7XXX (Zn) y otros (8XXX). En estas se agruparon los tipos de aluminio más sus aleantes, lo que genera propiedades mecánicas y características específicas para su soldabilidad.
Los aleantes aportan propiedades como la resistencia a la tracción y al desgaste friccional. Sin embargo, también pueden representar una desventaja y una dificultad para la soldabilidad del material.
En algunos casos el material de soldadura es menos resistente que el material base (excepto en los aceros convencionales). Por eso, la zona afectada térmicamente genera una ZAT más débil debido a la alta conductividad de calor aplicada.
Durante muchos años el GTAW ha sido el mejor proceso para realizar soldaduras en aluminio, puesto que su concentración de calor facilita la manipulación de su Heat-inpu y brinda mayor habilidad para romper la capa de alúmina. La limpieza del proceso y el resultado final del cordón son otros grandes beneficios.
Así mismo, para generar un balance entre calidad y producción, se han desarrollado técnicas de soldadura como el GMAW. Con este, se gana sustancialmente en productividad, pero se pierde un poco en presentación.
Los anteriores han sido los procesos a nivel productivo más importantes. Sin embargo, también se han desarrollado materiales de aporte que facilitan la soldabilidad del aluminio con procesos versátiles. Procesos como el SMAW y otros relacionados con la combustión química, como el brazing, aseguran la funcionalidad y la calidad de los elementos que se van a unir.
Desde sus inicios y por muchos años el aluminio ha sido un excelente material para la industria aeroespacial, pero con las nuevas tecnologías y la necesidad de ahorro de la actualidad, su uso se ha ido expandido satisfactoriamente en la industria automotriz, en las estructuras, en los procesos de embalaje, en la construcción de barcos y en muchas otras más actividades productivas.
Por tal motivo, es indispensable avanzar en procedimientos que garanticen la calidad y la vida de este material.
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