Los últimos dos años los hemos iniciado con las incertidumbres que una sumatoria de fenómenos políticos, sociales y económicos han generado. Hemos pasado de la desazón a la esperanza y en muchas ocasiones, de este mismo estado de confianza al miedo al alto estado de volatilidad que está teniendo actividades como las económicas, de cualquier índole.

Este año no ha sido la excepción, a pesar de contar con reaperturas económicas como la de China, de estar evidenciado una mejoría en los movimientos logísticos, la posibilidad de la desaceleración de la inflación, que no significa que no siga creciendo, pero no como la veníamos padeciendo y muchos otros optimista fenómenos que se vienen dando; aún tenemos los rezagos vigentes de la pandemia, incluso en la propia China, se ha presentado confinamientos por rebrotes. Aún persisten algunos problemas de abastecimiento, los conflictos geopolíticos, que sigue perjudicando la adquisición de materia prima, por hablar de algunos fenómenos internacionales.

En cuanto a la economía local, seguimos padeciendo la volatilidad de la tasa de cambio, el aumento de las tasas de interés del sistema financiero, que a pesar de ser un fenómeno global, nos ha afectado abruptamente, tanto por la dependencia de tecnología externa, como por la debilidad de nuestra moneda. Las inversiones se han visto afectadas. La carestía de cualquier clase de adquisición, en especial la alimenticia, ha dejado en visto el problema que significa para un país tan dependiente de la generación externa, los que el dinamismo de la economía puede generar.

Las perturbaciones económicas, han traído un nuevo antagonista a la subsistencia e inversión local, la desaceleración de la misma. Esto ha hecho que nos apretemos el cinturón en cuanto al consumo, incluso el consumo discrecional se ha visto afectado, que muestra que estamos aún en un camino largo hacia la normalización económica e industrial.

Durante algunos anteriores artículos y editoriales, hemos mencionado que esto lo podemos ver desde el lado pesimista, expectante y especulativo o desde la oportunidad de crecimiento de la economía local. Crecer como una alternativa de importación, precedido de una paulatina sustitución de importaciones, creciendo en calidad y confiabilidad. Mostrando capacidades de repontecialización y/o actualización de nuestras máquinas, a través de métodos eficientes y objetivos de mantenimiento, con el uso de materiales de alta calidad y de integración con las instituciones académicas y con proveedores que le apuesten a la estandarización e innovación por encima de la venta sin miramientos.

Los invitamos a que nos permitan acompañarlos en sus sistemas de gestión de activos y mantenimiento, que nos permita analizar y alargar la vida de nuestras máquinas, para combatir los embates económicos y de escases a los que en la  actualidad nos estamos enfrentado.

CONFIANZA ES ALGO QUE SE CONSTRUYE DIARAMENTE.

Marcos Echavarría.

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